viernes, 27 de mayo de 2011

¿Así es el futuro que nos espera?

Hoy, 27 de mayo de 2011, es un día negro para la historia de la democracia, donde esta foto lo resume todo.

La indignación de los ciudadanos por fin ha obtenido respuesta. Por desgracia, la respuesta esperada y temida por muchos: palos y más palos.

Hasta este día, plazas de todo el Estado han sido ocupadas pacíficamente por jóvenes, y no tan jóvenes, con una actitud modélica, cívica, donde propios y extraños han destacado el ejemplo de convivencia demostrado por esta heterogénea mezcla de personas con un objetivo común. Personas indignadas con los grandes poderes que, como modo pacífico de protesta, decidieron acampar en aquellos lugares, siempre bajo la consigna del respeto mutuo y la perfecta conservación de los lugares que ocupaban.

Hoy, con la excusa de llevar a cabo una limpieza en la Plaza de Catalunya (y de la posible celebración en aquel lugar por una eventual victoria futbolera del Barça), se ha producido un brutal desalojo ilegal del lugar, donde la violencia ha estallado, uniformada, bien pertrechada, con la clara consigna de asentar un precedente que amilane y disuada a todo aquel que, tan siquiera, se plantee rechistar contra sus amos, los poderosos que decidieron que a los ciudadanos se nos acabó la época de protección y justicia social.

Resulta estremecedor ver las imágenes de las decenas de vídeos donde se repiten una y otra vez escenas de violencia desproporcionada hacia ciudadanos indefensos, armados tan sólo con su férrea convicción de que un mundo mejor es posible[1].

No podemos desanimarnos ni asustarnos con esto que ha ocurrido y puede volver a ocurrir. Esta violencia gratuita no ha hecho más que despertar la solidaridad entre los ciudadanos de todo el mundo. Incluso voces desde el sector de las fuerzas de seguridad muestran su disconformidad con estas acciones de los Mossos d'Esquadra, como la Unión de Oficiales de la Guardia Civil (UO) , quienes dudan de la legalidad del desalojo. Actitud loable por su parte, pues demuestra que la mayor parte de los agentes del orden de este país se sienten parte de la ciudadanía, que comprenden que entre aquellas personas maltratadas pueden estar sus hijos, hermanos, amigos...

Los ciudadanos no podemos consentir este atropello ni los que están por llegar. Hemos de pedir responsabilidades a nuestros gobernantes, exigir a quienes le corresponda que actúen de oficio para denunciar y actuar en contra de estos individuos sedientos de sangre y, sobre todo, contra quienes les ordenan tales acciones.

Estos actos cobardes de abuso de autoridad han de ser fotografiados, filmados, denunciados. No podemos permitir que la historia se repita. Sumémosnos a las iniciativas para pedir la dimisión inmediata de los responsables políticos de tales desmanes[2], salgamos a la calle a apoyar a los conciudadanos afectados. Si queremos una democracia auténtica, no nos queda otra.





Notas:
[1] Véase este vídeo, como ilustración de la brutalidad ejercida por los mossos.
[2] Formulario para exigir la dimisión del Conseller de Interior por la violencia utilizada en Pza. Catalunya.

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