sábado, 18 de junio de 2011

Violencia, mentiras y cintas de vídeo (o YouTube)

Los lamentables sucesos acontecidos en Barcelona el pasado 15 de junio demuestran que la violencia es el arma elegida para desmantelar al movimiento 15M. Un movimiento ciudadano construido bajo la sólida base de la insurrección pacífica, es ahora puesto en entredicho ante los ataques que sufrieron algunos parlamentarios a la entrada del Parlament de Catalunya.

La propuesta inicial en las asambleas del 15M catalanas era rodear y dificultar, siempre de modo pacífico, la entrada de los parlamentarios. La gran mayoría de los indignados fueron allí con tal consigna y a ella se atuvieron. Sin embargo, a pesar del pactado espíritu pacífico de la concentración, ciertos individuos descontrolados agredieron de algún modo a varios parlamentarios. Por supuesto, la reacción de las fuerzas de seguridad no se hizo esperar y desproporcionadas cargas policiales se extendieron por el Parque de la Ciutadella. Los medios de comunicación rápidamente hicieron eco de los sucesos; los indignados, por su parte, mostraron su repulsa a cualquier tipo de agresión y rechazaron tener cualquier relación con quienes realizaron aquellos actos.

Desgraciadamente, los medios aprovecharon la coyuntura para satanizar a los indignados, culpabilizándolos de todos los desmanes, en claro acto de manipulación de la opinión pública. Intencionadamente obviaron contar que fueron muchos los indignados los que salieron a proteger a los parlamentarios de los descontrolados. Tampoco hicieron nada por recordar a la población las consignas básicas del movimiento 15M: “Siéntate en el suelo y levanta las manos. Si ves llegar a un policía con intención de desalojarte, moverte o pegarte, actitud pacífica”. Faltó tiempo a algunos políticos por justificar las represalias violentas por parte de la policía, incluso hubo quien sugirió extender la mano dura hacia todo el movimiento. Algún que otro filósofo moralista aprovechó para poner el dedo en la llaga y acusar de violentos a todos los indignados allí concentrados. ¿Dónde queda ahora la presunción de inocencia? La prensa oficial había comenzado un entierro prematuro del movimiento 15M y de los indignados.

Uno de los principales motivos que causó la simpatía hacia el 15M, aparte de sus reivindicaciones, ha sido su inquebrantable espíritu pacifista. Es por tanto dudoso que, de repente, todos los pacíficos indignados se convirtieran en perturbados sedientos de violencia gratuita; sobre todo teniendo la experiencia previa del 27 de mayo, donde no hizo falta provocación por parte de los indignados catalanes para recibir duras cargas policiales. Pero es que, habiéndose anunciado en las asambleas previas al miércoles 15 la concentración frente al Parlament, habiéndose llenado Barcelona de carteles anunciando las movilizaciones, ¿cómo es posible que el dispositivo policial se hubiera montado de modo tan inadecuado que pusiera en peligro la integridad de los diputados?

Por una parte, se puede llegar a pensar en negligencia por parte del responsable de la seguridad de sus señorías, el consejero de interior Felip Puig; por otra, se podría plantear un burdo montaje que, a modo de bomba de racimo, permitiría zanjar de una vez varios asuntos que incomodan en ciertas esferas de la política y la oligarquía patria:
  1. Justificación de las cargas del 27 de mayo: de hecho, el mismo Puig aprovechó los sucesos del Parque de la Ciutadella para reivindicarse en actuaciones pasadas.
  2. Justificación de futuras acciones, como el desalojo por la fuerza de plazas, no sólo en Barcelona sino en toda la geografía estatal.
  3. Desacreditar al movimiento 15: cuando casi el 80% de la población, según encuestas, simpatizaba con los mensajes de éstos.
  4. Y, especialmente, silenciar los brutales recortes votados ese día: los más profundos en la historia reciente del Estado del Bienestar, cosa que no se encontraba en el programa electoral del presidente Mas; quien, por cierto, llegó al lugar en helicóptero, librándose casualmente de cruzarse con los ciudadanos allí concentrados.
La simple posibilidad de tal manipulación es un grave indicador de los déficits democráticos en el estado español, cuyos representantes electos se niegan a escuchar a sus ciudadanos; prefiriendo ignorarlos, a la espera de cualquier excusa para aplicarles mano dura, desprestigiarlos. Lo más grave de esto es la existencia de pruebas gráficas donde se puede encontrar a los agitadores, algunos identificados como agentes infiltrados. En palabras del periodista Carlos Carnicero: “Cualquier periodista que haya hecho información de Interior sabe que las fuerzas antidisturbios son instruidas en las academias de policía en la infiltración para reventar manifestaciones”. Arcadi Oliveres, quien a partir de experiencias pasadas, sospecha de la actuación de los infiltrados como clave para explicar los altercados, es amenazado públicamente por el señor Puig con ser denunciado por calumnias.

Pero es que, seamos serios, partiendo del principio de que ningún tipo de violencia es tolerable: ¿justifican insultos, lanzamiento de agua y de pintura, por parte de algunos descontrolados, una carga policial que envía a 30 personas al hospital? ¿por qué el interés de los mossos en requisar cámaras y móviles, elementos claves para grabar lo que allí ocurrió?

La última noticia al respecto es la decisión de Felip Puig de comenzar una cruzada contra los vídeos colgados en YouTube sobre las cargas policiales, a los que acusa de montaje. El uso de la censura no es la mejor muestra de trasparencia para un gobernante cuya responsabilidad es la seguridad de todos, incluida la de las personas indignadas allí presentes. Al contrario, como ciudadanos hemos de exigir que cualquier video, que sirva para esclarecer lo ocurrido, sea público y utilizado, en lo posible, como base de las denuncias e investigaciones oportunas contra quienes corresponda. Nuestros impuestos son para asegurar la integridad de todos, diputados y ciudadanos, no para presuntos juegos sucios ni para emplear  las horas de trabajo de nuestros agentes del orden para rastrear YouTube, ni a abogados para poner demandas con objeto de eliminar contenidos.

El movimiento 15M no debe detenerse ni va a hacerlo por estos sucesos. La indignación es un sentimiento común a una mayoría de los ciudadanos, quienes poco a poco irán preguntándose por qué se nos recorta tanto para luego no cambiar nada.



Notas:
[*] Se recomienda leer la nota informativa al respecto publicada por AcampadaBCN.

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