sábado, 10 de septiembre de 2011

"Un gran español y un patriota de bien" (definitivamente necesitamos memoria histórica)

La retirada de Manuel Fraga Iribarne del mundo de la política no puede dejar de ser noticia. A sus casi 89 años es innegable su importancia en la historia reciente de este país, por lo que es de suponer que antiguos compañeros de ministerios, partidos, congreso, senado y demás órganos públicos en los que tuvo protagonismo, dediquen palabras en memoria de su longeva trayectoria.

Por la cantidad de halagos y elogios, en una misiva hecha pública recientemente, ha sido la dedicatoria de José Bono, Presidente del Congreso de los Diputados, la que más expectación ha levantado en los medios. Hay que reconocer, como el propio Bono indica, que en España "no se lleva demasiado hablar bien del adversario, y más en política"; no obstante las alabanzas hacia la persona del fundador del Partido Popular adolecen de una seria desmemoria, injusta a todas luces, hacia todos aquellos que se han quedado en el camino de la lucha por la conformación de una democracia justa y plural.

Porque afirmar que Fraga ha realizado un trabajo "a favor de la convivencia y de la construcción de una España en la que quepamos todos, sin sectarismos ni exclusiones" implica olvidar parte de su trayectoria política, sus inicios, pero también sus declaraciones más recientes. Puesto que, aunque queda emotivo decir que "colaboraste a que llegase la democracia y trabajaste para que los extremismos se encauzaran en medida muy relevante", no se pueden escribir tales palabras sin reflexionar sobre las causas de las deficiencias de la democracia en la que vivimos. Es por ello que, más que nunca, es necesario que los ciudadanos hagamos memoria, consultemos hemerotecas, exijamos que no se apague el recuerdo de lo que significó un régimen represivo y dictatorial, del que Fraga formó parte.

Así cuando, en un acto público, éste explica a los medios de comunicación que "con Franco siempre era posible entenderse", parece olvidar que el Régimen tuvo un saldo de casi 200.000 víctimas políticas. El franquismo fue un régimen basado en el terror, con asesinatos políticos, torturas sistemáticas, campos de concentración y numerosos exiliados[1]. No hablamos de declaraciones hechas en los ya lejanos años de la dictadura fascista, cuando sería lógico y responsable que un cargo de peso en el régimen tuviese que guardar las maneras para, entre otros motivos, evitar represalias; hablamos de un reciente 2008 y de un respetado hombre de avanzada edad que ya nada tiene que perder.

Aún así, es justo reconocer a Fraga como uno de los personajes más moderados de los que formaban parte del establishment franquista. No obstante, teniendo en cuenta a quienes formaban el núcleo duro, en su mayoría generales con las manos manchadas de la sangre de una guerra civil, puede decirse que era el extremismo de aquéllos lo que hacía parecer a Fraga más moderado. Es preciso recordar a Julián Grimau, dirigente comunista detenido y fusilado mientras aquél ejercía de Ministro de Información y Turismo. A pesar de la presión internacional, con manifestaciones en las principales ciudades europeas y latinoamericanas, la ejecución fue llevada a cabo. Fraga, quien tenía en su mano la permutación de la pena, se limitó en aquellos momentos a calificar a Grimau como "ese caballerete" en rueda de prensa. Hasta la fecha, no ha expresado arrepentimiento.

Otros asuntos de violencia de estado salpican a Fraga, como responsable en aquel momento del Ministerio de Información, como la muerte del estudiante Enrique Ruano en extrañas circunstancias ante acciones de la Brigada Político-Social. Las protestas del padre de Ruano fueron silenciadas por una llamada del propio ministro, quien amenazó con detener a la hermana de Enrique si persistía con su actitud[2]. Torcuato Luca de Tena, director en aquellos momentos del ABC, confesó años después que Fraga le dio órdenes para publicar anotaciones del diario íntimo de Ruano con manipulaciones que lo presentasen como alguien inestable con tendencias suicidas.

En plena transición, ostentando el cargo de Ministro de Gobernación, tampoco hizo alarde de mucho talante democrático cuando se negó a autorizar manifestaciones el primero de mayo. Su respuesta se resumió en la frase "la calle es mía". Pero el punto más oscuro de la trayectoria política de Fraga recae en los Sucesos de Vitoria de 1976. Aquel año el país estaba sumido en numerosas movilizaciones y protestas; la entonces policía armada recibió órdenes de enfrentarse a un grupo de trabajadores refugiados en una iglesia en Vitoria. La contundencia policial fue tal que produjo 5 muertos y 150 heridos. En 2008, una comisión del Parlamento Vasco consideraría a Fraga como uno de los responsables políticos de aquellos sucesos.

España no puede presumir, a pesar de lo que digan los medios, de una transición modélica. No lo ha sido por motivos tan claros como la negación a reconocer el papel de la Segunda República como uno de los intentos más importantes durante el siglo XX de mejorar el bienestar de las clases populares en España[3]. Por el contrario, se censura cualquier intento de señalar como tal al golpe de estado que llevó a cabo Franco con la complicidad y apoyo de Hitler, Mussolini y el Vaticano. Los intentos de recuperar la memoria histórica es sistemáticamente desdeñado por los sectores políticos y mediáticos más conservadores, incluso la ley al respecto promovida por el gobierno del PSOE ha demostrado ser tibia e insuficiente. Fue el mismo José Bono quien rechazó condenar el golpe militar de 1936, pidiendo en su lugar la reconciliación y generosidad de los vencidos. Fraga, al respecto de la Ley de Memoria Histórica, se limitó a objetar que "del otro lado hubo muchas más barrabasadas".

Esta transición inmodélica es la que también explica que España se mantenga a la cola de la UE de los 15 en cuanto a calidad del estado del bienestar[4]. Una transición controlada desde el principio por las fuerzas más conservadoras, donde Fraga fue un importante actor, artífice de un aperturismo controlado hacia una democracia con matices, según sus propias palabras, "democracia con orden, con ley y con autoridad".



Notas:
[1] Tal como explica Vicenç Navarro en su artículo "La dictadura terrorista y totalitaria", por cada asesinato político que cometió Mussolini, Franco cometió 10.000.
[2] Natalia Junquera, "No se tiró, lo mataron", El País, 17 de enero de 2009.
[3] Vicenç Navarro, "Costes de la transición inmodélica", Público, 28 de julio de 2011.
[4] Vicenç Navarro, "La necesaria segunda Transición", Público, 30 de junio de 2011.

No hay comentarios :

Publicar un comentario