domingo, 20 de mayo de 2012

Política fiscal: el programa electoral de Syriza y su extrapolación al Estado español

Este artículo realiza un recorrido por las propuestas de carácter fiscal del programa electoral de Syriza para las elecciones de junio de 2012 en Grecia, analizando la posibilidad de su extrapolación a la realidad española.

Si en el artículo anterior se comentaron las propuestas relacionadas con la deuda pública y el funcionamiento del BCE, en éste se analizarán las distintas medidas de política fiscal propuestas por Syriza en su programa electoral[1]. Como ejercicio de política-ficción, se planteará la posibilidad de su extrapolación al Estado español.

Subir el impuesto de la renta al 75% para todos los ingresos por encima del medio millón de euros anuales.

La Constitución Española de 1978 reconoce en la sección primera de su artículo 31 los principios de igualdad y progresividad fiscal, instrumentos fundamentales para evitar una excesiva polarización de las rentas, además de permitir la correcta financiación del Estado a partir de impuestos directos, de modo que sean las rentas más altas las que más paguen.

Como es de imaginar, la aplicación del principio de progresividad fiscal en el Estado español es muy deficiente en comparación a las políticas fiscales en otros estados europeos[2]. En España, es deseable una subida de impuestos directos siempre y cuando sea aplicado exclusivamente a las rentas más altas. Es inadmisible que, tal como señala el profesor Vicenç Navarro[3], el 50% de las rentas del Estado estén en manos de apenas el 10% de la población más acaudalada. Mientras gran parte de la ciudadanía ve disminuir sus estándares de vida, una minoría rica se permite emplear sus fortunas en la adquisición de objetos de lujo[4].

Hay quien pueda sostener que unos impuestos tan altos son excesivos incluso para quienes más ganan. La historia nos recuerda que las rentas más altas en los Estados Unidos llegaron a ser gravadas hasta con el 90% durante las décadas de los 50 y los 60 del siglo pasado[5]. Fueron las políticas neoliberales iniciadas por Nixon, más tarde intensificadas por el conservadurismo fiscal de Reagan[6], las que conllevaron la reducción de impuestos a las clases más altas hasta un 28%. Por otra parte, el tope del 75% es el mismo que François Hollande piensa aplicar en Francia[7].

Para que estos aumentos de impuestos a las rentas más altas sean eficientes para la economía del Estado, es necesario, no obstante, la desaparición de las múltiples deducciones de las que se aprovechan las rentas más altas, además de un férreo control del fraude, pues recordemos que el 72% del fraude fiscal en España se concentra en las grandes fortunas[8].

Subir el impuesto de sociedades para las grandes empresas al menos hasta la media europea.

Grecia y España tienen en común la baja tributación de las rentas del capital, sensiblemente inferiores a las rentas del trabajo. En el caso español, se ha llegado a dar la paradoja de que los empresarios ganen, en salario promedio, siete mil euros menos que los trabajadores asalariados[9]. La principal razón de esta diferencia es que muchos empresarios derivan sus ganancias a las rentas del capital por lo que, en la práctica, pagan menos impuestos de los que deberían.

Es necesario que los impuestos sobre las rentas del capital y, por tanto el impuesto de sociedades, se homologue al de los países más avanzados de Europa, incluyendo la supresión de los SICAVs.

Adoptar un impuesto a las transacciones financieras y también un impuesto especial para los productos de lujo.

En un comunicado reciente, la ONU ha pedido a la Unión Europea la implantación de un impuesto a las transacciones financieras, también conocido como tasa Tobin, que "compense el costo social de la actual crisis económica y proteja los derechos de los más vulnerables"[10]. Un impuesto de este tipo permitiría penalizar a los movimientos de divisas puramente especulativos.

Por otra parte, los únicos impuestos indirectos justos son aquellos que penalizan el consumo de productos a todas luces innecesarios, como los productos de lujo. No tiene sentido que, en el contexto de la actual crisis, haya disparado el consumo de productos de lujos. Esto sólo puede significar que mientras al ciudadano de a pie le va mal, las clases pudientes se encuentran más desahogadas que nunca[11]. Se requieren medidas que permitan penalizar el consumo de bienes innecesarios en los tiempos que corren.

Prohibir los derivados financieros especulativos, como los swaps y los CDS.

La lucha contra cualquier instrumento legal que permita o facilite la práctica de cualquier actividad especulativa tendría que ser prioritaria para cualquier gobierno. Un tema tabú entre los medios de comunicación del establishment es que la banca privada suele asegurar los bonos que compra a los estados en los llamados Credit Defaults Swaps (CDS). Así, el interés a pagar por aquellos bonos depende de la especulación interesada por parte de bancos y fondos de alto riesgo (hedge funds), muy interesados en inflar los precios de aquéllos.

Otros elementos especulativos que directamente afectan a la economía del Estado son los mercados de commodities y los mercados de futuro, ambos altamente especulativos por los cuales se inflan los precios de los productos de consumo básico para la población.

Este tipo de instrumentos, que benefician claramente a la banca privada y perjudican a las economías nacionales -que luego han de pagar los ciudadanos a base de "apretarse el cinturón"-, simplemente tendrían que ser prohibidos.

Abolir los privilegios fiscales de los que disfruta la Iglesia y los armadores de barcos.

Se estima que la Iglesia Católica ingresará del Estado español, durante el año 2012, unos 10.000 millones de euros entre subvenciones directas, donaciones económicas, cesiones de terrenos y exenciones de impuestos, cifra que no ha sufrido ningún recorte respecto a años anteriores[12]. Es hora de que la Iglesia Católica cumpla el punto quinto del artículo II del Acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede sobre Asuntos Económicos de 3 de enero de 1979, por el que se compromete a su autofinanciación.

En cualquier caso, la separación Iglesia-Estado ha de ser un común denominador para cualquier democracia moderna. Esto incluiría el aspecto de financiación y la eliminación de todo privilegio, como la exención del Impuesto sobre los Bienes Inmuebles (IBI).

Combatir el secreto bancario y la evasión de capitales al extranjero.

El secreto bancario permite la evasión de impuestos y el lavado de dinero negro. Estados altamente salpicados por escándalos de corrupción como el español o el griego necesitan combatir el secreto bancario a nivel europeo.

Un gran problema que se viene dando en ambos estados, ante el miedo generalizado a que se produzcan "corralitos", es la evasión de capital, dinero que normalmente va a parar a bancos privados extranjeros. La situación de desgobierno actual en Grecia, junto a las continuas injerencias de Alemania en la política económica del Estado, ha creado un efecto de pánico que ha llevado a muchos ciudadanos a retirar sus fondos de los bancos[13]. Mientras tanto, las grandes fortunas pusieron hace tiempo su dinero a buen recaudo en cuentas suizas. Si la incertidumbre sobre la economía española sigue en aumento, será cuestión de tiempo que en España se repita la historia de fugas de capitales al extranjero.

***

Todas las medidas de ámbito fiscal propuestas por Syriza se encontrarán con las críticas de aquellos que temen que aquéllas desanimen a los inversores o, simplemente, hagan que los ricos se marchen con su dinero a otra parte. En realidad, se trata de un argumento simplista basado en el miedo a enfrentarse a los ricos, que ignora que la recuperación económica de cualquier estado es frenada por la concentración del capital en una élite económica. El motivo es simple: el consumo interno es principalmente llevado a cabo por el ciudadano medio. Y España o Grecia lo que necesitan es que vuelva a haber consumo. Para que haya consumo ha de haber demanda, que sólo puede partir de gente con trabajo. Precisamente, el aumento de ingresos en el Estado a partir de las medidas descritas permitiría la creación de nuevos empleos y, con ello, espolear el consumo interno.


[1] Disponible en la web oficial de ΣΥ.ΡΙΖ.Α. (Syriza) y traducido al castellano en "El programa de la izquierda radical griega".
[2] Vicenç Navarro: "¿Tributamos como los suecos?". Público, 2 de febrero de 2012.
[3] Vicenç Navarro: "Concentración de las rentas, impuestos y estímulo económico". Sistema, 20 de abril de 2012.
[4] "El lujo no está en crisis". Revista Tráfico y Seguridad Vial, Nº 212, febrero de 2012.

2 comentarios :

  1. Los medios griegos y europeos han atacado a Syriza, inculcando a la ciudadanía que Syriza es una izquierda radical que acabará de arruinar el país. No ganarán.
    No entiendo cómo el pueblo puede ser dominado por los medios desinformativos.

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  2. Hola, te felicito por el blog y te invito a visitar el mío. Gracias.

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    Saludos
    MR

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