martes, 9 de octubre de 2012

La Europa mediterránea y Venezuela: dos caminos opuestos

Mientras parte de Europa, coartada por ilógicas políticas de austeridad y recortes de gasto público, se hunde en una crisis de la que parece no tener salida, Venezuela se mantiene en la senda del desarrollo gracias, principalmente, a la aplicación de políticas redistributivas de las riquezas.

La Europa de la crisis, la que condena a pueblos enteros a la precariedad económica, se atreve a descalificar a un gobernante, nuevamente legitimado por las urnas, abiertamente comprometido con la erradicación de la pobreza en su tierra. Los medios de comunicación, al servicio del establishment, no dudan en tildar de dictador y tirano al presidente de Venezuela, aunque -como bien indica Eduardo Galeano- "Chávez es un dictador rarísimo, porque ganó doce elecciones limpias"[1], trece tras los resultados del pasado 7 de octubre.

Por encima del número de elecciones ganadas por un gobernante ha de valorarse lo que éste hace por su pueblo. No busca este artículo repasar la multitud de avances sociales producidos en Venezuela desde la llegada de Chávez al poder. Sin embargo, es inevitable comparar las pendientes de signo opuesto que marcan los devenires de la América Latina, que tomó la senda bolivariana, frente a la de una Europa mediterránea condenada a ser el patio trasero de la Europa rica.

Mientras en España la pobreza es cada vez más común y ya afecta a una de cada cuatro personas[2], en Venezuela ésta viene siendo erradicada a base de un admirable reparto de las riquezas[3]. Al mismo tiempo que en Europa las políticas económicas van orientadas hacia la reducción de un déficit que sólo sirve para recortar derechos sociales, en el país latinoamericano éstos no hacen más que crecer. En definitiva, mientras Europa destruye su Estado del Bienestar, Venezuela lidera un cambio revolucionario a favor de su pueblo.

Aún todas las positivas realidades acontecidas en Venezuela, para una parte de la ciudadanía europea es más sencillo repetir acríticamente una nutrida colección de eslóganes antichavistas que comprender el importante trasfondo de la realidad bolivariana. Lamentablemente, todavía es demasiado fuerte el influjo de unos medios de comunicación, convertidos en medios de persuasión, que olvidaron su papel de informar para pasar a influir activamente en la ciudadanía, modelar su opinión, convertirla en masa sin criterio, con el objetivo final de evitar que la gente de la calle comprenda que hay otros caminos.

En Europa hoy en día resulta utópico pensar en un gobernante del pueblo y para el pueblo. Paradigmático es el caso de Grecia, donde el ex-primer ministro Papandreu, que se atrevió tan siquiera a plantear un referéndum sobre la deuda, fue fulminado desde los órganos rectores de Europa y sustituido por un gobernante a medida de las apetencias de los grandes poderes financieros. En unas posteriores elecciones, la mínima posibilidad de un gobierno para el pueblo de la mano de Syriza fue coartada por una despiadada campaña desde los grandes medios de comunicación. Queda bien claro que en la Europa del capital sólo tienen cabida los candidatos de los grandes poderes.

Sin embargo, Chávez ha vuelto a ganar unas elecciones por ser el candidato del pueblo. Poco de dictador hay en un gobernante decidido a fomentar la democracia participativa -desconocida en España- donde las asambleas populares son convertidas en una herramienta en manos del pueblo para que éste sea pleno protagonista y no mero espectador del proceso político.


[1] "Galeano: “Chávez es un dictador rarísimo, porque ganó 12 elecciones limpias”". LibreRed, 1 de agosto de 2011.
[2] "El mapa de la pobreza en España". El Confidencial, 22 de julio de 2012.
[3] "El secreto de Venezuela en su lucha contra la pobreza". BBC Mundo, 5 de enero de 2012.

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