jueves, 15 de noviembre de 2012

El día después de la huelga general

Más allá de cualquier baile de cifras, la importancia de la huelga general de 14 de noviembre estriba en que ha sido la primera huelga de la historia que ha implicado a los trabajadores de varios estados de Europa que además, en el caso de España, ha sido organizada por los sindicatos de clase en conjunción con los movimientos sociales.

El día después de la huelga general tendría que ser el momento para la recapitulación de lo sucedido, una jornada para la reflexión de toda la sociedad. No se trata de buscar ganadores o perdedores, porque cuando llegan a darse las condiciones para que se convoque una huelga general es que la sociedad en su conjunto lleva perdido demasiado, más de lo que está dispuesta a aguantar. Las huelgas se convocan porque las cosas no funcionan. A pesar de la ceguera imperante en algunas capas de la sociedad, negar el drama de la miseria, el desempleo o los suicidios rozaría el cinismo.

De ninguna manera puede aceptarse que la reciente huelga general haya sido un fracaso, como algunos medios pretenden vender a la opinión pública. No se puede considerar un fracaso cuando, a pesar del miedo latente a las represalias patronales, muchísimos trabajadores han secundado la convocatoria. Es justo admitir que en estos momentos el derecho a huelga está, más que nunca, amenazado a convertirse en papel mojado en un entorno laboral donde muchos jefes y mandos intermedios, ya sea por cuestiones de filosofía empresarial o por una lamentable ambición personal de colocarse medallas frente a sus patronos, presionan a sus trabajadores para que renuncien a un derecho fundamental.

Lecturas positivas de esta jornada de huelga hay muchas; lo primero de todo, su motivación y origen. Es la primera huelga general de la historia en la que han participado trabajadores de varios estados europeos. Al contrario de lo que insisten algunos medios, no se ha tratado de una huelga de unos pocos izquierdistas contra la voluntad de un gobierno, el español, legitimado -sin discusión- por una mayoría absoluta. Se trata de un acto de protesta llevado a cabo por parte de cientos de miles de trabajadores de las zonas más castigadas de Europa[1] por la crisis, por los recortes, por la especial interpretación de la austeridad que hacen unos gobernantes lacayos del gran capital europeo. No hay que mirar tan sólo las incontables manifestaciones organizadas a lo largo de la geografía española o el resto de los países donde se convocó huelga, sino las que se produjeron en la Europa rica por parte de trabajadores solidarizados con sus compañeros del Sur. Porque ellos saben que, tarde o temprano, si no se hace nada al respecto también les llegará su turno

Por supuesto, de momento, el Gobierno poco o nada cambiará sus políticas de recortes tras la huelga[2]. No lo hará simplemente porque no gobierna, tan sólo obedece órdenes, porque el poder real ya no es del pueblo, ni siquiera de los políticos en el poder, sino de la deuda, o -mejor dicho- de los acreedores. Sin embargo, es erróneo aceptar que esta huelga no valdrá para nada. En el pasado han servido y, en estos momentos, aunque sea un proceso lento, también pueden haber cambios. Lo que jamás provocará cambios -al menos a mejor- es el inmovilismo, el conformismo, el borreguismo. La historia demuestra que el detalle más insignificante de protesta puede provocar avances. Recordemos, si no, la anécdota de los carritos de los supermercados y cómo, poco después, el Gobierno dio marcha atrás en su decisión de retirar la ayuda de los cuatrocientos euros[3].

Por eso la importancia de que esta huelga haya traspasado fronteras, que haya sido organizada no sólo por los sindicatos mayoritarios, sino por la mayoría de los sindicatos de clase de todo el Estado y, sobre todo, los movimientos sociales. A pesar de las manipulaciones de los medios, no se ha tratado de una huelga más sino de la más clara demostración de descontento por parte de una ciudadanía que empieza a creer en sí misma[4].

Sirva, a pequeña escala, la experiencia personal de quien escribe estas líneas, sorprendido por haber encontrado a personas manifestándose que jamás anteriormente se habían preocupado de estos temas. Porque esta crisis desgraciadamente ha hecho bajar de la nube, de forma traumática, a mucha gente. Ya no vale con sentirse parte de una clase media que, para mucho o para poco, tenía unos mínimos asegurados. La población es cada vez más consciente de que sólo hay dos clases: los de arriba, que lo tienen casi todo, y los de abajo, que apenas disfrutamos de nada. Y no puede olvidar que, quien toma conciencia de que no tiene nada que perder, rápidamente deja a un lado cualquier miedo.

Decía Goebbels que una mentira repetida mil veces se transforma en verdad. Es el único sentido que tiene repetir hasta la saciedad que las huelgas no sirven para nada. Sin embargo, detrás de aquella insistencia sólo se esconde el interés de un Gobierno cómplice de las grandes oligarquías financieras y empresariales que desea que las huelgas no tengan efecto. Sólo así puede entenderse que éste afronte la huelga general como un problema de orden público, que en vez de negociación ofrezca violencia de Estado gratuita contra manifestantes pacíficos, a quienes hiere y detiene[5] sin más sentido que el de fomentar un miedo irracional.

Quizás pronto regresen aquellos tiempos en los que quien decida ir a trabajar un día de huelga -sin presión de sus jefes-, tenga que inventarse de nuevo excusas creíbles; que se le caiga la cara de vergüenza por reconocer su insolidaridad; o, mejor aún, quien ayer presumía de ejercer su derecho a trabajar recuerde que esta huelga general se hizo por reclamar ese mismo derecho para los millones de ciudadanos europeos que se ven privados de un empleo digno, y sea consecuente.


[1] http://www.20minutos.es/noticia/1646885/0/huelga/europa/manifestaciones/
[2] http://www.eleconomista.es/publicidad/acierto/economia/noticias/4400675/11/12/el-gobierno-dice-que-mantendra-sus-politicas-tras-la-huelga-general-del-14n.html
[3] http://www.publico.es/espana/440996/rajoy-cede-a-las-presiones-y-prorroga-el-subsidio-de-400-euros
[4] http://www.eldiario.es/miradaalmundo/Wall-Street-Journal-Espana-importante_6_69353067.html
[5] http://www.que.es/ultimas-noticias/espana/201211141639-huelga-general-detenidos-cargas-policiales-cont.html

3 comentarios :

  1. Confundes éxito de convocatoria con éxito de la huelga. Lógicamente una huelga no puede ser un éxito cuando no ha conseguido ni uno sólo de sus objetivo. Es de cajón...

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    1. No seas puntilloso, hombre. En estos momentos, el éxito de las huelgas ha de medirse en su capacidad de crear conciencia de clase y, en este caso, parece que algo se va avanzando.

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  2. el ninguneo de la derecha a la movilización de los trabajadores me gusta, quiere decir que existimos y que somos molestos. Aunque únicamente seamos el 20% los que hayamos hecho huelga, cuando vean los números resultantes en el IRPF, entonces seré yo el que me ria...

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