jueves, 15 de noviembre de 2012

Un año de Diccionario de la Crisis

El Diccionario de la Crisis cumple su primer año en este blog. Durante este tiempo, un importante número de términos eufemísticos, relacionados con la actual situación de crisis, han sido revisados en este proyecto.

Aunque llevaba un tiempo gestando la idea de crear algún tipo de diccionario dedicado a los eufemismos con los que diariamente nos bombardean los medios de comunicación, fue la deposición del primer ministro Papandreu lo que aceleró la creación del Diccionario de la Crisis. Un artículo sobre el nuevo rumbo antidemocrático que abiertamente está tomando la Unión Europea, a la que ya no basta con enviar "hombres de negro" a los estados intervenidos, sino que se permite poner y quitar gobernantes a placer, permitió entrever que un importante número de lecturas partían de la búsqueda de un término común: tecnócrata.

Una de las principales herramientas de cualquier bloguero que se precie es la sección de estadísticas. No es sólo cuestión de alimentar el ego propio al contabilizar el número de visitas, sino de observar y comprender qué entradas interesan realmente a los lectores y, por otro lado, qué los hace acudir -en el caso que nos ocupa- a este modesto sitio inmerso en un Internet tan saturado de información. Un análisis rápido de los accesos a El Faro de la Colina permite concluir que un importante número de visitas a través de buscadores llegan a través de toda una colección de términos que habían sido puestos de moda a raíz de la actual crisis, como el anteriormente señalado.

Dicho de modo modo, los visitantes a este blog buscan principalmente satisfacer su curiosidad, aclarar el significado de neologismos y eufemismos repetidos por los medios y los gobernantes para justificar las acciones de estos últimos pero que, en última instancia, no explican nada. La idea del diccionario, por tanto, comenzaba a cobrar cada vez más sentido. En todo caso, es de justicia reconocer la existencia de ideas similares; no obstante, personalmente echaba en falta un medio que compilase las explicaciones de la terminología de la crisis que, en muchos de sus artículos, desarrollan economistas y sociólogos de la talla de -entre otros- Vicenç Navarro, Juan Torres o James Petras.

Como sugerí en párrafos anteriores, la actual crisis es el origen de la necesidad de muchas personas de entender más allá de lo que los grandes medios sugieren -o adoctrinan-, de ahí que la denominación más justa para este proyecto fuese precisamente Diccionario de la Crisis. Quedaba la tarea de dar forma al diccionario. Para ello se partió de la premisa de que éste estuviese dirigido a la gente normal, a quienes buscan por mera curiosidad la definición de algún concepto relacionado con el lenguaje de la crisis. Es decir, el Diccionario de la Crisis debía huir de cualquier proselitismo, por lo que se intentaría que las definiciones fueran comprensibles por la mayoría. No se trata de plantear un medio alternativo, sino una herramienta que dispute el significado de las cosas al discurso oficial que permita, de ese modo, satisfacer el deseo de la gente de encontrar elementos que les ayude a comprender la realidad.

Otra cuestión era el formato de las entradas al diccionario. Aquí la clave era respetar la normalización de lo que es una fuente de definiciones. Para ello, se tomó como modelo el diccionario de la RAE, que mantiene un formato sobrio pero perfectamente comprensible, al que se añadió el detalle visual de las viñetas relacionadas con la entrada. Si la idea del Diccionario de la Crisis es ofrecer un significado fuera de eufemismos de los términos en boga a causa de la crisis, una imagen serviría para reforzar el elemento de comunicación que se trata de construir en cada entrada. Para eso, nada mejor que el humor y la ironía. De ahí que, por ejemplo, para el primer término del diccionario -tecnócrata- se utilizase la conocida imagen de Mafalda explicando que no es lo mismo un "país independiente" que un "país in the pendiente", un juego de palabras que da a entender que la imposición de un tecnócrata implica una clara pérdida de independencia y, por tanto, soberanía.

A día de hoy, el Diccionario de la Crisis es una de las secciones más dinámicas de este blog, absorbiendo un importante porcentaje de visitas. La actual crisis, cuya solución aún se ve lejana en el tiempo, seguirá generando eufemismos y demás términos de interés para la mayoría de la gente con inquietudes. Es por ello, que este medio, desde su modesta posición, se ofrece como un proyecto en el que tenga cabida cualquier aportación por parte de los lectores que sirvan para esclarecer el significado real de los eufemismos de la crisis.

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