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En una época dominada por el eufemismo, quizás sea hora de tomar ejemplo del actual Gobierno y llamar a las cosas por un nombre alternativo más adecuado a los tiempos que corren. Por eso, si en vez de jornaleros se hubieran autodenominado emprendedores, tal vez la cosa hubiera sido distinta. ¿Acaso no se trata mayoritariamente de personas desempleadas que se preocupan de buscar sustento y ocupación por cuenta propia?, ¿se imaginan un titular que dijese algo así como que "La Guardia Civil desaloja de Las Turquillas a los emprendedores que estaban sembrando"? Más allá de las palabras se encuentran las acciones ejemplarizantes de unos trabajadores que se sienten orgullosos de la clase a la que pertenecen, jornaleros convertidos en símbolo de la lucha que tanto incomoda a los grandes poderes. No se trata de que hayan decidido plantar melones y lechugas en un trozo de tierra, sino de lo que aquella acción implica como denuncia.
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