jueves, 13 de noviembre de 2014

Camino a la destrucción del derecho a la indemnización por despido

La imagen de la jornada

Fuente: Público
Son los trabajadores quienes montan las calles a primera hora de la mañana cuando madrugan para ir a trabajar, quienes las cierran al anochecer cuando les obligan los turnos. Es su fuerza de trabajo la sangre que fluye por las arterias del sistema productivo de este país, la que permite a unos pocos especular y, en la mayoría de los casos, enriquecerse. Conscientes o no, quien firma un contrato laboral vende su tiempo a su empresa, un tiempo que no podrá dedicar a otra cosa salvo a trabajar. Años de madrugones, jornadas interminables, horas extras no remuneradas, desplazamientos y viajes, aceptación de un vano espíritu pro-empresa para que luego un director, quizás un jefe de recursos humanos, decida que ya no eres necesario. Ante la evidente ruptura del contrato, la sugerencia de los economistas de BBVA es que sean los propios trabajadores quienes sufraguen parte de su indemnización por despido. Nos encontramos ante otra demostración de esa pugna entre capital y trabajadores, clásicamente conocida como lucha de clases, donde el paro, la desprotección, el miedo en definitiva son poderosas armas en manos de quienes ven en nosotros poco más que números de modo que, en tal reducción, para colmo tengamos que dar las gracias por poder trabajar.

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